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¿CÓMO AMAR A LOS ENEMIGOS?: ¿POR QUÉ REZAR POR QUIENES NOS PERSIGUEN?

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EVANGELIO DE HOY: 15/6/21 (Mt 5,43-48)

El evangelio de hoy continúa las enseñanzas de Jesús desde el Sermón del Monte, donde nos da el itinerario para un camino de perfección y santidad. Muchas cosas se dijeron, como las de Jesús, nunca. Bienaventurado quien se disponga, en silencio orante, a vivir el proyecto de vida que propone. Algunas veces uno se pregunta, pero cómo amar a los enemigos, qué amor es ese; o por qué dedicar tiempo para orar por quienes nos persiguen… en esta meditación, señalaremos algunas consideraciones:

¿CÓMO AMAR A LOS ENEMIGOS?

Si observamos con detenimiento, el mismo trecho del evangelio nos ofrece la manera de amar a nuestros enemigos. Pudiera ser que usted considere no tener enemigos. Sin embargo, pueda ser que tenga personas que la han herido o dañado alguna vez, con la cual quisiera evitar el contacto, la mirada, la palabra.

Jesús nos enseña, según la perfección del Padre, a no privatizar el amor. Porque el amor viene de Dios mismo. Lo que llevamos de amor, no nos pertenece, es reflejo de Él. ¿Cómo enderezar, a criterios de Dios, nuestro amor barato? Pues Jesús nos abre las posibilidades:
– Si Dios deja salir su sol para todos: (que nuestra velita ilumine sin distinción). No hay que cubrir la velita encendida, con la palma de la mano, para que algunos permanezcan a oscuras. En palabras de Pablo sería, “Dar más de lo que se espera: darse a sí mismo” (2Cor 8,1-9). Cuando usted da más de lo que se espera, el testimonio es mayor, convence, evangeliza, convierte.

– Si Dios manda la lluvia sobre justos e injustos: (que nuestro chorrito esté disponible para quien tenga sed, sin criterios selectivos). Que no seamos como esa “manguera” que sólo riega las plantas del propio patio, cuando las del vecino están próximas y secas. Pidamos la gracia divina reflejada en el Salmo 145, de “mantener la fidelidad perpetuamente”.

¿POR QUÉ REZAR POR QUIENES NOS PERSIGUEN?

Así como el amor tiene su origen en Dios, la maldad, la persecución, tiene su fuente en satanás. Las personas que persiguen están a la sombra del enemigo. Entonces, hay que orar por ellas, para que la luz divina no les sea bloqueada, sino que les ilumine y les haga recapacitar. Los perseguidores son usados por el mal, y la mayor pobreza es que quizás no lo saben. La oración es un apostolado eficaz. Orar por los demás necesitados endulza el corazón de Dios.

Señor: queremos ensayar este amor perfecto, hasta alcanzar la gracia de no ensayarlo. Nos gustaría alcanzar ese premio tuyo: “fidepuntos para la vida eterna”, dando a los demás más de lo que esperan. Danos fuerza para amar.

  • ¿A quiénes estoy saludando, y cómo saludo a las diversas personas?
  • ¿Con quién me detengo a mirarle a los ojos, a preguntarle por sus cosas?
  • ¿A quiénes ilumina mi vela? ¿A quiénes doy de beber con mi chorrito?
  • ¿Qué estoy haciendo de extraordinario por quienes no esperan nada de mi?