ITINERARIO DE FE PARA LIMPIAR NUESTRAS “LEPRAS”
3 min readEVANGELIO DE HOY: 25/6/21 (Mt 8,1-4)
Una vez concluido el Sermón del Monte, Jesús continúa su trayecto, llevando el Reino de manera itinerante. En esto, se le presenta la situación de un leproso que acude a Él. Es interesante detenerse en cada paso de este acontecimiento. De esta manera, tendremos luces para adquirir la actitud cierta ante “las lepras” que cargamos, de las que queremos, también quedar libres. A grandes rasgos se observan dos dimensiones: una correspondiente al leproso, y la otra a Jesús:
PASOS QUE DA EL LEPROSO PARA SU PROPIA SANACIÓN
1. SE ACERCA A JESÚS:
Se presupone que este hombre enfermo había oído hablar de Jesús. No se atrevió a subir a la multitud que le escuchaba en el Monte. Sin embargo, estaba atento a sus huellas. Con solo bajar, salió a su encuentro. Son numerosos los casos en que aparece el verbo “acercarse”, en el Nuevo Testamento, dirigido a la persona de Jesús. Todos se le acercaban. Esto habla mucho de la confianza que inspiraba el Señor. Ese leproso no tiene nombre. Podemos suponer que usted y yo también somos quienes estamos llamados a acercarnos a Él, fuente de sanación, quien puede sacar de raíz los males que nos avergüenzan y nos marginan.
2. SE ARRODILLA:
La manera de acercarse no pasa desapercibida. Reconoce que Jesús es Dios, por eso se arrodilla. Va con una actitud humilde. Las lepras que carga no le impiden orar, y ora también con su cuerpo. Ha silenciado todos los ruidos del qué dirán. Tiene una meta clara. Sus ojos están fijos en Jesús. Su piel está podrida, su fe intacta. Hay esperanza. La busca. La encuentra.
3. LE LLAMA “SEÑOR” Y LE DICE: “SI QUIERES, PUEDES LIMPIARME”:
Ese genuino predicador es llamado Señor. Con respeto. Delicadeza. Sabe que en Jesús está el poder que le devolverá la salud y la vida. Le evitará los dolores que carga consigo: dolor físico, dolor espiritual, dolor psíquico, dolor social. Jesús es el único Señor capaz de sanar todos nuestros dolores. El leproso dirige una petición conmovedora. No exige. Se dispone a la voluntad de Jesús. Y esto, según la coherencia bíblica, le roba el corazón a Dios. A Dios no le gusta que le pidan con actitud obligatoria. La frase: “si quieres…, puedes”, muestra que la voluntad del Señor es lo primero, el deseo personal después.
PASOS QUE DA JESÚS PARA SANAR
1. EXTIENDE LA MANO Y TOCA:
Jesús recibe a quien se acerca a Él en busca de sanación. Su mano es puente de unión. Es canal de sanación. El toque habla de cercanía, de ternura. ¿Cuándo habría sido la última vez que ese leproso sintió el toque de alguien? ¡Por el toque de Jesús cuántas vidas tienen un nuevo comienzo!
2. DA UNA RESPUESTA: “QUIERO, QUEDA LIMPIO”
Cuando extiende su mano, Jesús no queda “sucio” de lepra, sino que el leproso queda limpio de Jesús. Ese “quiero” está dibujado en el corazón de Jesús. Él siempre quiere curarnos. Está disponible para esperar que nos acerquemos sin importar la dimensión ni el tipo de lepra que carguemos. Pero, algo muy importante, hay que desear curarse, acercarse, arrodillarse, pedir… esperar la respuesta. Jesús no se contradice.
Señor: sigue extendiéndonos una mano, mediante tus ángeles humanos, que también desean ayudarnos a sanar, a liberarnos de esclavitudes, a quitarnos nuestros dolores. Como el salmista decimos: “Dichosa la persona que teme al Señor y sigue sus caminos”.
- ¿A quién me le estoy acercando con mis lepras?
- ¿Con qué actitud suplico mis necesidades al Señor?
- ¿Cuántos “quiero” he recibido del Señor?
- ¿Mis manos, como las de Jesús, también tocan con ternura?