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SAN PEDRO Y SAN PABLO: DOS HISTORIAS, UN SOLO SEÑOR.

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LECTURAS DE HOY: 29/6/21

(Hch 12,1-11; Sal 33; 2Tm 4,6-8.17-18; Mt 1,13-19).

Hoy estamos de fiesta con la solemnidad de San Pedro y San Pablo. ¡Cuántas cosas nos enseñan estas dos columnas del cristianismo! Meditemos:

DOS HISTORIAS

Haciendo una lectura atenta del Nuevo Testamento contemplamos la perfección del santo proyecto de Dios. Los dos perfiles, de Pedro y de Pablo, eran necesarios para dar a conocer a Cristo Jesús. Sin embargo, esos dos perfiles que tenemos ahora como fuente de inspiración y compromiso por el Reino no eran los mismos antes del encuentro, la gracia y la capacitación que el Señor les ofreciera. Recordemos algunos detalles:

De la comunidad de los Doce Pedro fue el más sobresaliente, no por sus genialidades apostólicas, sino por sus ocurrencias espontaneas, metidas de patas. Era un hombre extrovertido. Ganó más reproches que nadie. En un momento hasta se dejó usar por satanás, siendo advertido por el Señor. Algunos estudiosos de la personalidad, lo describen como un hombre terco, rústico en su manera de trabajar y relacionarse; dicen, incluso, que ningún profesor quisiera un perfil así en sala de clases.

Pedro era un hombre de entusiasmos esporádicos, echándose para atrás al momento del aprieto, por eso las tres veces que negó a Jesús. Si alguien supo de miedos y temblores en el Nuevo Testamento, ese fue Pedro. Cuando se habla de puertas cerradas, ahí se le encuentra “pasando pestillos”. Imagine, al momento de la pasión, todavía Jesús oraba por este discípulo para que resista la tentación. La debilidad de Pedro era bien conocida.

Saulo, este perfil también tiene historia interesante. En comparación con Pedro, un humilde pescador, en Saulo tenemos un hombre de letra y estudios avanzados, culto integralmente. Hablaba varios idiomas y era un gran conocedor de la Ley judía. Más que conocedor, era un hombre arraigado a su tradición. No veía ni respiraba otra cosa a no ser su fe judía. En su religión y su tradición era terco y rígido como nadie. Líder enérgico para perseguir a los cristianos.

Seguro que muchas comisiones de captura a los cristianos quisieron contar con él. Su firmeza, determinación, y sus argumentos académicos eran explosivos para aquello que se proponía lograr. Estaba bien situado socialmente, con la ciudadanía romana, que no cualquier judío podía adquirir. Saulo estaba en sus aguas, queriendo detener el avance del cristianismo.

UN SOLO SEÑOR QUE NACE NUEVAS LAS HISTORIAS

La historia de Pedro es una historia de amor. Hemos mencionado sus debilidades, porque la Biblia no oculta la fragilidad de los elegidos del Señor. Pero una cosa es la etapa de la elección, y otra el proceso de su evolución personal y espiritual. Como dijo San Agustín: “Dios no llama a los capacitados, pero capacita a los que llama”. De ahí que Pedro, de tanto que el Señor, paciente maestro, fuese invirtiendo en él, éste comenzó a despertar y a dar respuestas que sólo pudieron venir del cielo: “Maestro, dónde iremos, si sólo tú tienes palabras de vida eterna”; “Señor, entonces, no sólo (lávame) los pies, sino también las manos y la cabeza”; “tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”, “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”…

Las lágrimas sinceras de Pedro lavaron su corazón. Recibió el encargo sagrado de apacentar las ovejas; las llaves de atar y desatar; también la primicia con el Resucitado. El Espíritu Santo convirtió su debilidad en fortaleza. La fe robusta de Pedro y su fuerza evangelizadora, se atestigua en los Hechos de los Apóstoles y en sus cartas apostólicas. Murió mártir, clavado en cruz. Cabeza para abajo.

Pablo es reconocido, por muchos, como el primer teólogo del cristianismo. Era necesario un hombre de fe y de ciencia para poder trasladar todas esas complejidades teológicas que suponía el paso de la ley judía a la novedad de la gracia que traía Jesús. No importa las condiciones que distinguían a Saulo, el Señor lo necesitaba. Y lo necesitaba en calidad de apóstol. De ahí que lo que hiciera con los Doce en el transcurso de unos tres años, lo hizo con Saulo en un viaje, camino a Damasco. Así son las cosas del Señor… No importa cuáles eran los planes ni la agenda de Saulo.

Ese hombre enérgico, en pocos minutos estaba en el suelo, sin visión, medio muerto, pidiendo ayuda, necesitado de ser guiado. Y así, del suelo, lo levantan; se levanta con él una nueva historia. Frases como estas lo distinguen: “No vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí”. “Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?”. “En todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman”. “Para ser libres nos liberó Cristo”. “Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy.” La gracia y la fuerza evangelizadora de Pablo de atestigua en Hechos de los Apóstoles y en la amplia colección de sus cartas apostólicas. Murió decapitado.

Señor: gracias por las dos columnas que soportan nuestra Iglesia, en tu Nombre. Que en ellos, y por tu gracia, nuestras vidas sean nuevas para ti y tu proyecto. Te ofrecemos nuestras debilidades para que las conviertas en fortalezas espiritual.