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SIN ECONOMIZARLA NI REGATEARLA: UNA VIDA DIGNA DE CRISTO

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EVANGELIO DE HOY: 12/7/21 (Mt 10,34_11,1)

El evangelio de hoy muestra una secuencia lógica, desde el evangelista Mateo, sobre las instrucciones y las enseñanzas que Jesús da a sus discípulos para enviarlos a predicar. En este contexto iniciamos nuestra meditación:

CONTRARIEDADES FAMILIARES ANTE EL SEGUIMIENTO DE JESÚS

Ser discípulos misioneros de Jesús trae consigo contrariedades. Tomarse a Jesús en serio, en este sentido, no es símbolo de paz, sino de guerra. La guerra comienza cuando usted dice “no” a todo aquello que no tiene olor a Cristo. La teología de la familia, en el mundo bíblico, deja entrever que hijos e hijas pueden desobedecer a sus padres cuando los padres no obedecen a Dios. Un ejemplo de esto es San Óscar Arnulfo Romero cuando dijo a la guardia salvadoreña en una de sus homilías: “Ante la voz del gobierno que dice matar, ha de prevalecer la voz de Dios que dice: no matar”.

Seguir a Jesús y servirle supone una postura, una determinación. La nueva persona en Cristo inicia a serlo desde su propia casa. No es testimonio fuera lo que no se vive dentro. La fuerza de la tradición bíblica que dice: “sal de tu tierra”, “sal de tu casa” se extiende en todas las Sagradas Escrituras. El Señor no quiere perpetuos nidos humanos. Ni que seamos como pollitos acurrucados debajo de mamá gallina. El evangelio da alas para volar con horizonte claro. En suma, estas son de las exigencias que nos hacen dignos de ser de Jesús, de pertenecerle. Al mismo tiempo, estas determinaciones, como consecuencia, traen la cruz; la cruz que ha de tomarse para seguirle. Sin cruz no hay dignidad en el seguimiento.

SALIR DE MISIÓN CON LA CRUZ A CUESTA

Con la dignidad de los mártires, los verdaderos discípulos misioneros llevan a Cristo. Salir a evangelizar con tanto amor a Jesús hace que ya no sean los discípulos quienes anuncien, sino el mismo Señor. En este aspecto, quien les recibe, a Jesús mismo recibe. ¡Qué cosa más hermosa! Ser pies, manos, boca, corazón de Cristo… Ah, y con Cristo también va el Padre y el Espíritu Santo… la fuerza trinitaria en una sencilla persona que se ha negado a sí misma para ser tinaja del evangelio.

MOTIVACIÓN PARA QUE ABRAN LAS PUERTAS A LOS MISIONEROS

El Señor también motiva a abrir las puertas a sus mensajeros. Incentiva tal acogida, para favorecer el encuentro, mediante la promesa de recompensar; recompensar según los tesoros del cielo. Con las cosas de Jesús todos ganan. Ganan quienes van, y ganan quienes reciben; porque cuando se unen, entonces comienza la fiesta.

Señor: queremos ser discípulos misioneros desde nuestras circunstancias y realidades. Tenemos numerosos testimonios de santos que evangelizaron desde una cama, en dolencia. Para ser misionero sólo se necesita amor a Cristo. El fuego de Cristo lo contagia todo. Enséñanos a dar la vida como don y ofrenda sagrada. De verdad, Señor, regatearte es feo. Danos la gracia de la gratitud y la generosidad.

  • ¿Sigo a Cristo con dignidad?
  • ¿Qué lugar ocupa Cristo en la escalera de la importancia?
  • ¿Qué actitudes me identifican como discípulo misionero?