Vie. Jul 26th, 2024

ApmPrensa

Agencia de Prensa APM

AMADOS Y ELEGIDOS PARA SERVIR SIN DISTRACCIONES

4 min read

EVANGELIO DE HOY: 17/7/21 (Mt 12,14-21)

Hoy continuamos con la secuencia del evangelio de Mateo. Estamos a una altura significativa de la misión de Jesús; no extraña que opositores, como los fariseos, planearan el modo de acabar con Él. Interesante el que Jesús, por discernimiento, supiera el inicio y fin de su misión histórica. En varias ocasiones, como esta, tuvo que escaparse, porque aún no estaba concluida la obra en sus manos confiada. Mientras le persiguen, Él persigue la sanación y la salvación de todos. El evangelista lo compara con el siervo sufridor, de quien habla el profeta Isaías. Meditemos:

MIREN A MI SIERVO,
MI ELEGIDO,
MI AMADO,
MI PREDILECTO

La cita se inaugura con un verbo: “miren”, miren a mi siervo. El siervo es aquel que está al servicio del amo. Ha sido elegido y, más que eso, amado. En caso hayan más amados, este siervo es el predilecto.

Cuatro argumentos nos hablan de la fuerte relación de Dios con Él; relación que hace pública con su propia voz. También a nosotros nos invita, el Señor, a mirarlo. De alguna manera, esta mirada nos evangeliza, porque usted y yo, también somos siervos y siervas muy amados, a quienes el Señor busca formar y capacitar según sus santos criterios, tan diferentes a los nuestros. Continuemos meditando:

SOBRE ÉL HE PUESTO MI ESPÍRITU…

Dios es quien dispone su Espíritu para su siervo. La donación del Espíritu es prueba del amor perfecto. Tanto ama al siervo, como a las naciones a donde lo envía para anunciar el derecho. El derecho, en la Biblia, es lo que corresponde a cada quien según su necesidad. Se entiende que el derecho, la paz, la justicia, estaban siendo quebrantadas. Las naciones estaban perdidas. Cuando Dios envía a su siervo no lo manda desarmado. El arma con que le reguarda es su Santo Espíritu. El Espíritu es su escudo y fortaleza.

El anuncio supone persecución, como bien se avisa al inicio del evangelio. El Señor también pone sobre nosotros su Espíritu, no para presumirlo, ni para vanagloriarnos, sino para servir en humildad y fidelidad, sin poner atención a las persecuciones, sino a su mandato.

NO PORFIARÁ
NO GRITARÁ…
LA CAÑA CASCADA NO LA QUEBRARÁ,
EL PÁBILO VACILANTE NO LO APAGARÁ,
HASTA IMPLANTAR EL DERECHO…

Cuando es el Señor quien envía, uno no puede entretenerse en chucherías. No hay que estar porfiando con nadie, perdiendo el tiempo. No hay que gritar, gastar las energías en dispersiones, mientras se pasa la oportunidad de hacer el bien y hacerlo bien. En la misión, el Señor pide que no sea quebrada la “caña cascada”; puede entenderse que se dé oportunidad a los débiles de que se fortalezcan.

Está la esperanza de que el “pábilo vacilante”, ante la misión de los siervos, se vaya fortaleciendo, animando, reviviendo, y se ponga fuerte, sirva para algo, y se incorpore a la comunión de los elegidos. Hay un margen para aguardar el proceso de conversión de las personas. Esto nos ayuda a tener paciencia con los procesos personales de los demás. Se nos invita a no entrar en la cultura del descarte, sino a confiar. Hemos de ser mensajeros de esperanza. Imagine una vela encendida golpeada por la brisa, y que se intenta proteger con las palmas de las manos… así ha de ser el siervo y la sierva con la fe pequeñita que encuentre a su paso.

Señor: ahora vamos comprendiendo tu forma de amarnos. Es un amor que nos desafía y nos compromete. No nos evitas las pruebas, las dificultades, las persecuciones. Nos cubres y fortaleces con tu Santo Espíritu para que seamos forjadores de tu Reino. Nos das tu fortaleza para ser presencia reconciliadora y misericordiosa en medio de tu pueblo. Gracias porque nos has elegido a tu servicio, danos el don de corresponder a tu amor, con fidelidad. No queremos detenernos en las espinas del camino, sino en el trigo que a nuestro paso llevamos a tu altar.

  • ¿Me he sentido amado, escogido, enviado para servir?
  • ¿Alguna cosa me está distrayendo de la misión que Dios me ha confiado?
  • ¿Tengo paciencia con los procesos personales más demorados para la conversión?
  • ¿Me estoy dejando conducir por el Espíritu Santo?