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CONCIENCIA DE PASTOR: PASTOR SIEMPRE

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LECTURAS DE HOY: 18/7/21

(Jr 23,1-6; Sal 22; Ef 2,13-18; Mc 6, 30-34)

Las lecturas de hoy nos presentan la imagen del pastor; en torno a ésta tenemos un hilo conductor coherente. Por tal motivo, se favorece la meditación considerando movimientos internos y externos del pastor verdadero para, responsablemente, asumir el cuidado de las ovejas que le han sido encomendadas. Antes de hablar del pastor, partamos de la realidad que viven las ovejas:

SOBRE LAS OVEJAS

Las “ovejas” viven una confusión cuando, quien las tiene que cuidar les deja perecer, favoreciendo la dispersión del resto (Jr). Sufren múltiples peligros en “el valle de tinieblas”, que es el conjunto de males que les afectan: sed, hambre, cansancio, agotamiento, desorientación, persecución… (Sal 22). Esas ovejas son la multitud de la cual Jesús siente compasión por verlas errantes, sin nadie que las dirija ni las enseñe. La descripción de esta realidad denuncia la práctica de malos pastores, objeto de sentencias proféticas; quienes provocan que el mismo Señor asuma la dirección de las ovejas. Esta dirección, el Señor también la realiza desde el corazón humano con la gracia y la conciencia pastoral. El pastor consciente toma postura:

EL PASTOR VA DELANTE DE LAS OVEJAS

El pastor herido por la realidad que viven las ovejas, y siente compasión, se coloca delante de ellas para sacarlas a camino. Se deja ver. Ellas lo siguen. Se enlodan juntos. Él delante, ellas detrás. El pastor vislumbra el horizonte: los pastos, el agua, el espacio seguro. A pesar del cansancio, del desánimo, el único esfuerzo del rebaño es dejarse conducir, confiar. Poco a poco se van sumando, se van reuniendo, se corre la voz. Salen de los montes, de los caminos, de las montañas, el grupo va en crecida, porque ha llegado un corazón de pastor, un pastor bueno. Crecen y se multiplican. Con la visión amplia, el pastor va inspirando confianza, porque así lo atestiguan las verdes praderas contempladas, el sonido de las fuentes. En medio del camino se escuchan voces extrañas, pero la vara y el cayado del pastor les consuelan.

EL PASTOR ESTÁ AL LADO DE LAS OVEJAS

Una vez superado el peligro, el pastor se sitúa al lado de las ovejas. Las ha reunido: por eso dice Jesús a sus discípulos: “Vengan ustedes solos a un sitio tranquilo a descansar un poco”. No ha de extrañarnos colocar, en este ambiente, en boca de los discípulos, las palabras más solemnes del Salmo 22: “Nada temo porque tú estás conmigo”. Es en este espacio de intimidad, de seguridad, donde tanto ovejas como pastor se conocen, identifican el tono de voz. Aquí se comparte la mesa, en ambiente festivo, la copa rebosante, la unción de acogida, la restauración integral. En este momento, en medio del descanso, el pastor también instruye para que las ovejas, que han recibido bondad y justicia también lo sean. Es el momento de la experiencia, donde se siembra la memoria que en adelante les acompañará. En este sentido, dice San Pablo: “Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo”.

EL PASTOR VA DETRÁS DE LAS OVEJAS

El buen pastor nunca se desentiende de sus ovejas. Una vez restauradas, alimentadas, y en ánimo, se mantiene vigilante. Deja que se levanten, que caminen sueltas y con dirección, pero él se mantiene en custodia. No las deja a su suerte. Por eso nos dice el Salmo 120: “El guardián de Israel no duerme ni reposa”. Al amor nadie se resiste, toda la inversión se deja sentir: el pastor contempla al rebaño en crecida. Se comparte el pastoreo responsablemente, garantizando que, en adelante, ninguna oveja se espante ni se pierda.

Señor, buen pastor, “pastor y pasto”, gracias porque nos has permitido tener una experiencia agradecida de ti. Siempre has estado con nosotros, aunque no lo supiéramos. Recordamos tantos momentos donde nos sacaste de valles oscuros. Era tu bastón quien nos conducía. Gracias porque te sentaste con nosotros, comimos juntos, en ese santo misterio eucarístico, donde restauraste nuestras fuerzas. Gracias buen pastor, porque donde quiera que vamos, vamos juntos. Tú estás con nosotros. Tu presencia es consoladora. Tu amor nos compromete, a base de gratitud.

En este momento de mi vida ¿Dónde está el pastor?:

  • ¿Delante: para sacarme del valle de tinieblas?
  • ¿Al lado: celebrando todas las bendiciones?
  • ¿Detrás: custodiando cada uno de mis pasos?