LA FE: DON DE DIOS Y RESPUESTA HUMANA
2 min readEVANGELIO DE HOY: 7/8/21 (Mt 17,14-20).
El evangelio de hoy nos hace un llamado de atención hacia la virtud de la fe. “Fe es a la vez un don de Dios, y un acto humano, por el cual el creyente da su adhesión personal a Dios, que le invita a que responda, y da libremente su asentimiento a toda la verdad que Dios ha revelado…” (CIC: 26,142). Mateo nos presenta tal enseñanza a partir de un caso concreto: un padre abogando ante Jesús por su hijo enfermo de epilepsia. Meditemos:
LA FE ES UN DON DE DIOS
- El don de Dios, en el relato, se parece a un “grano de mostaza”.
- Se recibe pequeño.
- Se espera que dicho don vaya creciendo hasta hacerse grande y fuerte.
- Si comparada la fe como este grano, y como grano ya tuviera la fuerza para mover montañas, imaginemos la fe del tamaño del árbol de mostaza.
- La fe, como don, es inmedible; es mucho más que cualquier intuición.
- Jesús sólo nos alerta para dejar en evidencia que hay inmensamente más de lo que pensamos.
- La fe no es estática, sino que es viva y dinámica: crece, se desarrolla; también puede morir por descuidos perversos e infieles.
LA FE ES, A SU VEZ, UN ACTO HUMANO
- El padre del niño enfermo, tiene el don de la fe.
- Se le acerca a Jesús y se pone de rodillas ante Él.
- A los pies de Jesús: deposita todo su dolor, causado por un hijo maltratado por la enfermedad.
- La fe de este hombre es persistente: no le cansaron los viajes emprendidos. (Primero donde los discípulos, pero sin resultados).
- La fuerza divina de Jesús, más la fe de este hombre, hicieron el milagro posible.
- Cuando los discípulos preguntan al Maestro por qué no tuvieron resultados, Él no vacila en responder: “por su poca fe”.
- La fe de los discípulos aún no se comparaba, ni siquiera, al granito de mostaza; era pequeñísima.
Una cosa es muy cierta: la oración es vitamina para aumentar la fe. La fe no crece sola. Recordemos dos expresiones en los evangelios: “Señor, enséñanos a orar”; y “Creo, Señor, pero aumenta mi fe”. Oración y fe son inseparables. También la fe se alimenta de nutrientes como: testimonios, estudio, vida sacramental… acompañamiento. Pidamos al Señor la gracia de la fe; y dispongamos hacia Él nuestra confianza.
- ¿Con qué pudiera comparar la fe que tengo?
- ¿He contemplado, dentro de mi, la fe en movimiento, creciendo?
- ¿Con cuáles vitaminas alimento mi fe?