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ALIMENTO DE VIDA: ¡LEVÁNTE, COME!

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LECTURAS DE HOY: 8/8/21
(1Re 19,4-8; Sal 33; Ef 4,30_5,2; Jn 6,41-51).

Las lecturas de hoy giran en torno al valor de la Eucaristía como alimento de vida, fuerza imprescindible para mantenerse en camino; camino que lleva a la meta final, el Reino. Desde el Antiguo Testamento dicho valor se encuentra figurado en la imagen del pan; que será, en el Nuevo Testamento, el mismo cuerpo del Señor. Meditemos:

EL GRAN PROFETA ELÍAS NECESITÓ SER ALIMENTADO

  • ¿Quién no ha oído hablar del profeta Elías?
  • Un hombre robusto en la fe, firme y eficaz ante el mandato del Señor.
  • Carismático, emprendedor, convencido y convincente.
  • Sin embargo, un día, deseó la muerte: “!Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!”
  • ¿Quién no se ha sentido, un día, desfallecer en el camino?
  • La Biblia no oculta la debilidad de los hombres y las mujeres de Dios.
  • Pero, Dios nunca los abandona.
  • El ángel del Señor, dos veces, le ofrece pan y agua; diciéndole:
  • ¡Levántate, come”; y lo más decisivo, le hace saber: “el camino es superior a tus fuerzas”.
  • Luego de haber comido, se mantuvo firme caminando…
  • El Señor, quien envía, no se desentiende del alimento de su mensajero.
  • Si camina, no es por sus propias fuerzas. La humildad es compañera de viaje.

NO PONGAN TRISTE AL ESPÍRITU: QUE SE NOTE EL ALIMENTO DIGERIDO

  • Cuando el Espíritu invierte en una persona espera respuesta.
  • Quien está sostenido por los manjares del cielo; según la carta a los Efesios, no tiene cabida para: la amargura, la ira, los enfados e insultos, la maldad.
  • Por el contrario, un reflejo de que el Espíritu habita la persona y la gobierna es:
  • La bondad, la comprensión, el perdón, la entrega.
  • En el sentido eucarístico: no se comprende que uno ame la Eucaristía y viva en contienda con los hermanos y hermanas.

YO SOY EL PAN:

  • Bajado del cielo (como don de Dios; exige la fe humana).
  • De la vida (no caduca; es vida perpetua).
  • Vivo (no es broma ni ficción: es Él mimo, una Persona).
  • Mi carne (que se entrega como pan para ser comido por la salvación del mundo).
  • Al comulgar este pan, nos volvemos, como bien aclara san Pablo: “imitadores de Cristo”; otros Cristo.

Gustemos la distinción que hace Santo Tomás de Aquino sobre el alimento ordinario, para realzar lo que hace la Eucaristía en la persona:

  • “Comida y bebida son indispensable para mantener la vida;
  • Comer y beber ayuda a crecer;
  • Es necesario para mantener la salud y recuperarse de heridas y enfermedades;
  • Comer y beber deleitan”. Podemos meditar estos elementos vinculándolos a nuestra experiencia de fe eucarística.

Oremos con el salmista, repitiendo a un solo coro:

“Prueben y vean que bueno es el Señor”.

Un Avemaría por los Misioneros del Sagrado Corazón.