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VIGILANTES COMO DUEÑO DE CASA: PREPARADOS COMO CRIADO FIEL Y CUIDADOSO.

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EVANGELIO DE HOY: 26/8/21
(Mt 24,42-52).

El evangelio de hoy continúa con las enseñanzas de Jesús quien, en los textos pasados, enfrentaba enérgicamente la manera de ser y actuar de escribas y fariseos. Ahora nos dice, a todos nosotros, dos actitudes esenciales para trabajar en su Reino sin descuidos ni improvisaciones: la vigilancia y la preparación. Meditemos.

VIGILANTES COMO DUEÑO DE CASA

  • Estar en vela y estar despiertos es la misma cosa.
  • El objetivo de vigilar es que no invada nada extraño el espacio del Señor.
  • El extraño siempre quiere abrir boquetes, nunca entra por la puerta.
  • No dejar entrar lo malo, y custodiar lo bueno, esto es vigilar.
  • Quien vigila tiene buen celo por lo que le han confiado.
  • Vigila como dueño de casa, aun sabiendo que la casa no es suya.
  • El vigilante no se abandona al sueño, al cansancio, al descuido.
  • Su atención es fina, constante, permanente, porque lo que custodia le es más apreciado que su misma persona.
  • La misma actitud que ha de tenerse con la vigilancia en la obra de Dios, es la misma para con la propia vida. Somos lo que somos en todas las circunstancias.

PREPARADOS COMO CRIADO FIEL Y CUIDADOSO

  • No es suficiente con vigilar, hay que estar preparados.
  • La vigilia y la preparación caminan paralelamente.
  • Mientras que la vigilia también garantiza que la “servidumbre” tenga la comida a su hora, la preparación asegura que el alimento estará disponible para ser consumido. Jesús nos alerta para que no falte a su Pueblo el Pan de Vida, la Eucaristía.
  • La imagen del criado muestra la actitud de servicio y laboriosidad con la que hemos de estar presentes en la viña del Señor.
  • La fidelidad habla de amor y respeto. No se sirve, a las espaldas del amo, con pesadez, sino con dignidad y alegría.
  • La fidelidad habla de un corazón comprometido con hacer feliz al Amo.
  • De la fidelidad brota el cuidado espontaneo: hay esmero, disposición, entrega, olvido de sí, hasta el martirio.

Estas dos imágenes en el evangelio de hoy nos recuerdan que Dios existe. Nos invita a tratarle los hijos y las hijas a Dios con esmerado cuidado y respeto. Es un llamado a aprovechar el tiempo para hacer las cosas bien, aunque nadie nos vea ni nos aplauda. Se denota una rendición de cuenta, sobre nuestra manera de ser y proceder. Por fe sabemos de ese encuentro final que tendremos con el Señor; mientras, cada día, lo vamos viviendo, mediante los hermanos y hermanas, en la oración, en los sacramentos. Señor: danos la gracia de vigilar como dueño de casa, y de estar preparados como criado fiel y cuidadoso.

  1. ¿Cómo estoy cultivando las actitudes: vigilancia y preparación?
  2. ¿He dejado abrir algún boquete en la casa?
  3. ¿Sirvo la “comida” a su hora?