Vie. Jul 26th, 2024

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Tú me sondeas y me conoces, tu sabes cuando me acuesto y me levanto. (salmo 138)

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«La fiebre no está en las sábanas», recita un dicho popular. Esto resulta cuando culpamos a otros y no ahondamos en la raíz del mal existente en nosotros. Es necesario tomar conciencia de nuestras actitudes, revisando y corrigiendo aquello que no está acorde al proyecto de Dios. 

Jesús nos enseña, que del corazón salen: los malos propósitos o perversidades, de quienes meditan la maldad, disfrutando en hacer sufrir al otro. Es la actitud de aquellos que van al Gólgota a contemplar un espectáculo. De quienes llenos de malicia no les importa difamar y hasta asesinar físicamente o con las palabras. Es del corazón que salen la fornicación, el adulterio y desenfreno que lleva vivir de forma impulsiva, sin moderación, disipados y en libertinaje, dados a las pasiones y concupiscencias de la carne. Viviendo llenos de sí en la frivolidad y superficialidad, afanados sólo por lo material. Orientados a envidias que les empujan a fraudes, codicias y robos.

La pregunta sería: ¿Cómo está nuestro corazón? ¿Estamos supurando estos males o por el contrario, si lo abrimos encontraremos la acción de Dios produciendo amor, respeto a los demás, templanza, caridad, esperanza y dominio de nosotros mismos?

Pidamos al Señor realice un ecocardiograma  espiritual que nos permita revisar la estructura de nuestro corazón, para ver cómo está funcionando, si estamos viviendo según Él espera de nosotros. Él, que sondea nuestro interior, se muestra cercano a nosotros para darnos su amor, para asistir en nuestras necesidades (Deuteronomio 4, 1-2). Sabiendo que todo don viene de Él (Santiago 1, 17-18), es importante ser dóciles a su palabra y acción en nosotros. Amén. 

P. Carlos Abreu 

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