Vie. Oct 4th, 2024

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ESCUCHAR LA PALABRA Y DEJARSE CONDUCIR POR ELLA

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EVANGELIO DE HOY: 2/9/21 (Lc 5,1-11).

… Seguimos en Galilea donde Jesús escoge a sus primeros discípulos. Recordemos que su misión inició predicando en la sinagoga de Nazaret. Hoy el escenario de predicación es el lago de Genesaret. Llama la atención el hecho de que “la gente se agolpaba alrededor de Jesús” para oírlo. El texto presenta dos movimientos, referentes a su Palabra, que nos introducen en nuestra meditación:

ESCUCHAR LA PALABRA

  • El punto de partida es la cantidad de gente hambrienta por la Palabra de Jesús; lo que le hace buscar estrategias: no sólo subirse en una barca, la de Pedro, y apartarse un poco de la tierra para llegar a todos, sino evidenciar la necesidad de que más personas se le unan en la misión.
  • Todo indica que mientras Jesús enseñaba, Pedro permanecía en la barca escuchando; y los otros compañeros pescadores también lo hacían desde la orilla, con la gente.
  • Escuchar a Jesús desde las orillas no es suficiente para testimoniar su fuerza transformadora. Al mismo tiempo, se hace necesario pasar de la escucha a la obediencia. De aquí las oportunas orientaciones de Jesús a Pedro:
  • “Rema mar adentro, y echa las redes para pescar”. La petición de Jesús llega a Pedro luego de su fracaso, a pesar de ser un experto pescador: bregar toda la noche en el lago, sin conseguir nada.

DEJARSE CONDUCIR POR LA PALABRA

  • La actitud de Pedro muestra la disposición que hemos de tener todos, ante la Palabra que Jesús nos dirige: “por tu Palabra, echaré las redes”. Una hermosa combinación en esta frase: por un lado, la Palabra y por otro, las redes. Dios quiso hacernos partícipes de la misión del Hijo.
  • Se destaca la confianza de Pedro ante la voz de Jesús. Su memoria triste queda en el pasado. Se abre al frescor de la Palabra. Se inaugura una nueva experiencia: el regocijo de testimoniar la obra aconteciendo: la abundancia de peces es el signo que indica los resultados de dejarnos conducir por Jesús.
  • Nuevamente Pedro nos sigue adiestrando sobre cuál es nuestro lugar en esta historia: somos sencillamente pecadores; por tal motivo le dice él a Jesús que se parte; mientras Jesús se le acerca. Jesús no desconoce nuestras miserias. Pero no es con nuestras miserias que conquistaremos la pesca, sino por su Palabra, en su Nombre.
  • “No temas”; no temamos remar mar adentro con Jesús. Sólo después de haberse sumergido en las profundidades con Él, se deja todo para seguirle.

Señor Jesús hoy queremos ser como aquellos privilegiados que escucharon tu Palabra; pero sobre todo como Pedro, que escuchó tu Palabra personalizada; porque cuando tú nos hablas, no solamente cambias nuestro corazón, y cambia todo a nuestro alrededor, sino que nos descubres la vocación profunda y real para cumplir tu designio. Que en medio de nuestros pecados, de nuestras dudas, de nuestras sombras e incertidumbres no nos cansemos de escucharte invitándonos a tus honduras. Que siempre estemos contigo mar a dentro, navegando y echando las redes en tu Nombre.

  1. ¿Escucho la Palabra del Señor de forma personalizada?
  2. ¿Obedezco a esa Palabra para que mi vida cambie?
  3. ¿Regalo esa Palabra a los demás con el testimonio de mi vida y de mis labios?