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LA PRESENCIA DE JESÚS ES TIEMPO DE FIESTA

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EVANGELIO DE HOY: 3/9/21 (Lc 5,33-39).

Una de las notas características del evangelio de Lucas es la alegría. Desde el pasaje de la anunciación se deja sentir cuando el ángel le dice a María -“¡alégrate, llena de gracia!”. Justamente, esa es la atmósfera que se intenta transmitir en el evangelio de hoy (donde escribas y fariseos se escandalizan porque los discípulos de Jesús no están ayunando, como lo hacen los discípulos de Juan y los de ellos también). El ambiente emanado de la presencia de Jesús es incomprensible para aquellos que aún no captan en qué consiste el tiempo de la alegría. Meditemos:

  • En la cultura bíblica, sabia es la persona que distingue la naturaleza del tiempo presente, y sintoniza con él. Por esto, los discípulos de Jesús saben gustar de su presencia, mientras está con ellos.
  • La presencia de Jesús es comparada, en el relato, al ambiente de bodas. En las bodas hay fiesta, alegría, compartir, abundancia de comidas y bebidas. Se trata del banquete del Reino, que se empieza a gozar estando muy cerca de Jesús.
  • Los discípulos se han dejado llenar de su presencia; han acogido el vino nuevo, que es Jesús y; al mismo tiempo, sus odres, sus personas, también han sido renovadas.
  • Para los escribas y los fariseos esto es un escándalo. Ellos son como esos odres viejos y reventados; que no han soportado testimoniar la alegría que trae consigo la novedad de Jesús y su obra. Jesús, sencillamente, no encaja en sus principios.
  • Los escribas y los fariseos optan por el ayuno y por vigilar la conducta de los otros, mientras que los discípulos de Jesús optan por Él y por la centralidad en tal experiencia. Esta experiencia es la que le sostendrá en la ausencia del Maestro; donde sí se retomará el ayuno, como ejercicio de camino hacia Él. El camino hacia Jesús se hace poniendo en práctica todas sus enseñanzas de vida.

Señor: comenzamos pidiendo perdón por las veces en que no hemos sabido celebrar tu presencia en medio de nosotros. En ocasiones tenemos el rostro amargado sin razones ni motivos. Incluso, sin desearlo hemos sido como un manto viejo o como odre reventado ante las sorpresas que nos das. Pero esas son cosas que se van superando en la medida en que tú vas llegando a lo más profundo de nuestros corazones. Aquí están nuestras tinajas, ellas se hacen nuevas en tu Palabra y en tu Presencia; queremos ser renovados con tu Vino para llevar alegría a los demás. Ayúdanos a que nuestras miradas no se dispersen, sino que contemplen la grandeza que se nos da, en tu Espíritu, a cada instante. Este es nuestro tiempo, Señor.

  1. ¿Qué estoy siendo: odre viejo o nuevo?
  2. ¿De qué está lleno mi odre?
  3. ¿Quién o qué me puede robar la alegría de estar con Jesús?