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BARRER LA CASA ES NECESARIO: QUE EL ESPÍRITU LA LLENE ES FUNDAMENTAL

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EVANGELIO DE HOY: 8/10/21 (Lc 11,15-26).

El evangelio de hoy nos muestra la controversia que causan los signos de expulsión de los demonios por parte de Jesús. La gente se pregunta por el origen de tal poder, y blasfeman considerando que los echa por Belzebú, el príncipe de los demonios. En contraste, Jesús les ratifica que los expulsa con el “Dedo de Dios”. Meditemos en estas fuerzas y sus características que se disputan el espacio, siendo sólo una vencedora.

“BELZEBÚ”:

Es el nombre de Satanás. El primero en rango en el reino del mal. Según el texto, se trata de un reino en constante guerra. No puede mantenerse en pie. Se derrumba, aunque aparente ser “fuerte” y bien “armado”. La división es su fracaso. Pudo gozar de espacio hasta que llegó uno más fuerte que él.

DEDO DE DIOS:

El Dedo de Dios y su Fuerza es la misma cosa. La Fuerza de Dios es la unidad trinitaria. Donde está el Hijo están las Tres Divinas Personas. De ahí que el texto la presente como ese “hombre” más fuerte que llega: le quita las armas, lo ata y lo vence. Jesús venció al mal con la fuerza del Espíritu (queda demostrado en su vida pública y, de manera especial, en la Cruz). Donde Jesús llega y barre la casa, es necesario dejar que el Espíritu la llene, para que los expulsados y vencidos no retornen nuevamente.

Señor: confiamos en ti. Ayúdanos a no dejarnos tentar con falsas “seguridades” que nos llevan al fracaso. Perdónanos las veces en que no hemos dado testimonio de unidad, la unidad propia de la comunión trinitaria. Ven, Señor, limpia profundamente nuestra casa, y que la fuerza de tu Espíritu la custodie para siempre; contigo iremos barriendo las basuras del camino.

  1. ¿Vivo en comunión trinitaria: con Dios, conmigo mismo, con los demás, con la naturaleza?
  2. ¿En quién he puesto mi confianza: qué signos pueden amenazarla?
  3. Una vez barrida mi casa, ¿dejo que el Espíritu Santo la llene?