Lun. Oct 7th, 2024

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El que quiera ser grande, sea su servidor

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“Y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar la vida en rescate por todos.”

Las lecturas de hoy nos hablan del servicio y nos llaman a seguir a Jesús a través de la vía de la humildad y de la cruz. El profeta Isaías describe la figura del Siervo de Yahveh y su misión de salvación. Se trata de un personaje que es despreciado, evitado de todos, acostumbrado al sufrimiento. Uno del que no se conocen empresas grandiosas, ni célebres discursos, pero que cumple con el Plan de Dios con su presencia humilde y silenciosa y con su propio sufrimiento.

Su misión, en efecto, se realiza con el sufrimiento, que le ayuda a comprender a los que sufren, a llevar el peso de las culpas de los demás y expiarlas. Jesús es el Siervo del Señor: su vida y su muerte, bajo la forma total del servicio, son la fuente de nuestra salvación y de la reconciliación de la humanidad con Dios.” (Tomado de Rayo de Luz)

Marcos describe la escena de Jesús con los discípulos Santiago y Juan, los cuales, sostenidos por su madre, querían sentarse a su derecha y a su izquierda en el Reino de Dios, reclamando puestos de honor, según su visión jerárquica del reino. Sin embargo, Jesús con la imagen del cáliz, les da la posibilidad de asociarse completamente a su destino de sufrimiento, pero sin garantizarles los puestos de honor que ambicionaban.

Su respuesta es una invitación a seguirlo por la vía del amor y del servicio, rechazando la tentación mundana de querer sobresalir y mandar sobre los demás. Los discípulos están llamados a hacer lo contrario. En la comunidad cristiana, el modelo de autoridad es el servicio. El que sirve a los demás y vive sin honores ejerce la verdadera autoridad en la Iglesia. Jesús nos invita a cambiar de mentalidad y a pasar del afán de poder al gozo de desaparecer y servir, a erradicar el instinto de dominio sobre los demás y vivir la virtud de la humildad.” (Idem)

Ser cristianos hoy y siempre es sumamente difícil para los que somos todavía pretenciosos, y deseosos de que nos rindan pleitesía. No es fácil ser humildes en el mundo de hoy. Cuando no son reconocidos por sus méritos sino por el éxito en el dinero que han logrado. ¡Cuánta oración y sacrificio necesitamos para poder lograr la humildad necesaria del cristiano hoy y siempre!  Pidamos al Señor que nos ayude a comprender como lo hizo con Santiago y Juan, que lo siguieron a pesar de sufrir el martirio que los acompañó en su muerte! ¡¡Amén!!