Vie. Jul 26th, 2024

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La mies es mucha, y los obreros pocos

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En nuestra Iglesia se da una especie de cristianismo de consumo. Esto quiere decir, que muchos que asisten de manera regular a los servicios litúrgicos, no ponen su tiempo a disposición de la misión. Cuando alguien les llama a cooperar con algo, dedicar tiempo y dinero a alguna obra evangelizadora o de misericordia, responden con excusas y nunca disponen su vida al servicio de Dios.

El cristianismo no es de burgueses que se sientan a consumir ritos y nunca sirven a los demás. La fe cristiana se centra en el dar la vida por los demás, a través de diversos ministerios y carismas que Dios inspira en la Iglesia para el bien de las almas.

Seamos generosos con Dios. Pongamos nuestros talentos y tiempo al servicio de la misión. Acérquenos al párroco, misionero o catequistas y digámosle: “aquí estoy, para hacer la voluntad de Dios”. Adelante. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,1-9):

En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.

»En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’».