GRANO Y LEVADURA: HUMILDAD Y ABUNDANCIA EN EL REINO DE DIOS
2 min readEVANGELIO DE HOY: 26/10/21 (Lc 13,18-21).
Lucas nos presenta hoy dos parábolas narradas por Jesús en su pedagogía para mostrarnos a qué se parece el Reino de Dios. Las dos imágenes que Él utiliza: la del grano de mostaza sembrado en un huerto y la levadura metida en la harina tienen elementos comunes y complementarios.
El Reino no llega de manera extravagante ni escandalosa. No llega, tampoco, por casualidad de la vida. Alguien ha puesto el grano, alguien la levadura. Importa considerar la intención del hecho. Hay un propósito, un sueño, algo se espera. Con el acto de sembrar y de colocar se evidencia que hay “un terreno”, “una harina”. El Reino no anda por “el aire”, está encarnado, concreto, enraizado. Germina en un contexto específico con sujetos concretos; en ambas imágenes participan los hombres y las mujeres.
Las cosas de Dios tienen su proceso, exigen paciencia. El grano necesita tiempo para crecer en lo secreto de la tierra; la levadura su tiempo para fermentar la masa. Se observan dos tareas complementarias: una de los que colocan los elementos (grano y levadura), y otra de Aquel quien hace crecer en silencio. Ni el hombre ni la mujer en las parábolas inciden en favor de ellos mismos: el fin de su misión espontánea y bien querida, es que los pájaros se aniden, y que los otros coman.
La imagen del Reino refleja humildad y abundancia. El grano se convirtió en arbusto; la levadura en pan gigante. Tres medidas de harina equivalen a medio quintal. Quiere decirse que ofrece sombra y cobijo para todos; pan para compartir generosamente.
Ambos elementos implican la muerte. El grano se transforma debajo de la tierra. La levadura desaparece en la harina. Pero, simultáneamente, continúan vivos, actuando, sin protagonismo, a manera discreta, prudente; con una participación decisiva, sin ellos no estuviese ni el árbol ni el pan; ni la sombra, ni el alimento.
Señor: gracias porque nos estás diciendo que comencemos tu proyecto sin grandes pretensiones. Nosotros queremos ser forjadores de tu Reino. Ayúdanos a ir sembrando semillas de esperanza en nuestro caminar. Deseamos ser levadura buena, auténtica, de esa que genera pan sabroso y nutritivo. Danos la gracia del martirio, martirio que significa tomarse tus cosas en serio. Te pedimos humildad; esa humildad de tu Madre, quien supo con un sí cooperar con un nuevo rumbo de la historia.
- ¿Qué estoy sembrando en los terrenos por donde paso?
- ¿Qué tipo de levadura coloco en la harina que tengo a mi alcance?
- ¿Qué paciencia tengo para aguardar el proceso en las cosas de Dios?