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JESÚS: LLAMADA DE LUZ, MONTAÑA Y LLANURA

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EVANGELIO DE HOY: 28/10/21 (Lc 6,12-19).

Hoy celebramos el día de los apóstoles Simón (apodado el Celotes) y Judas (el de Santiago). En toda la narrativa del texto lucano se nos muestran detalles importantes para enraizar nuestra identidad cristiana, en unidad con la comunidad apostólica. Meditemos:

Jesús subió a la montaña para orar hasta que se hizo de día. La imagen “noche”, “día” es hermosa. La oración permite la llegada de la luz e inaugura convicciones para tomar decisiones correctas. Puede considerarse que nosotros, no pocas veces, pasamos en la vida por kilómetros de oscuridad, mientras que Alguien vela por nosotros, nos sueña, nos tiene en cuenta para un proyecto especial, el que traerá chorro de luz y sentido a la existencia.

Sólo cuando se hizo de día, el Señor llamó a sus discípulos. Observemos que, en un primer momento, llamó a muchos, un grupo amplio; y de éste eligió a la comunidad de los Doce. Con su iniciativa, nos rescata de las tinieblas, de la rutina; viene como novedad trascendente, que despierta y provoca el gusto por la santidad. El día para todos nosotros comienza con la conciencia de haber sido elegido por Jesús.

A quien llama, Jesús lo nombra. El nombre representa a la persona en su identidad, sus raíces, sus orígenes y, al mismo tiempo, indica la misión que ha de tener en su particularidad. No somos colectivo para el Señor. Somos únicos, irrepetibles, auténticos. Nadie se quema con el fuego que otro toca. Si ardemos en el Señor, es porque antes Él nos ha incendiado primero.

Con la identidad clara y la conciencia de haber sido elegidos, el Señor baja del monte con ellos. Es bajando del monte donde se encuentra el escenario para la prueba. No bajan solos. Vienen juntos, con la guía de la oración. Se detienen en la llanura, o sea, con los pies en la tierra, en la realidad, donde la gente tiene acceso y los encuentra.

La gente del llano no se acerca a los apóstoles por ellos mismos, sino porque Jesús está con ellos. En la medida en que intimidan con Él, encontrarán también en ellos la paz de espíritu. “Lo oían y lo tocaban”, imagen que nos recuerda “la Palabra” y “los sacramentos”. Con estos elementos se alcanzan la sanación: física, espiritual, síquica. Porque en Jesús, sencillamente, toda la noche se convierte en día.

Señor: aunque algunas veces caminemos en la noche, siempre llegas a nosotros hecho día. Cuando nos llamas y nos eliges vemos la luz. Contigo caminaremos por montañas y por llanuras, por lo más grande y lo más pequeño, por lo más difícil y lo más fácil. Por lo rutinario y lo ordinario… Ayúdanos a que los hermanos y las hermanas que encontremos en el camino, no lo retengamos, sino que lo llevemos hasta ti, salud y vida eterna. Santos Simón y Judas, rueguen por nosotros.

  1. ¿Vives en la noche o ya amaneció en tu vida?
  2. ¿Has encontrado a Jesús en la montaña (oración) y en la llanura (vida cotidiana)?
  3. ¿Llevas a los demás a Cristo o se quedan en ti?