Mar. Abr 16th, 2024

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LUNES SANTO: ENTREMOS CON JESÚS A CASA DE BETANIA.

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EVANGELIO DE HOY: 11/4/22 (Jn 12,1-11).

En este Lunes Santo se nos presenta la visita de Jesús a la casa de Betania, donde le han preparado una cena. Vamos a distinguir características de los personajes que nos permitan identificar la manera en cómo estamos viviendo o cómo deseamos vivir esta Semana Santa.

LÁZARO:

Es el amigo de Jesús lleno de experiencias extraordinarias. No abre la boca, no dice nada; se destaca por su prudencia. Ha sido quien ha escuchado la voz de Jesús, desde el sepulcro, obedeciéndola. Muchos curiosos lo procuraban, no por la gloria de Dios manifiesta al estar resucitado, sino para que contase su experiencia por ese mundo de los muertos; también otros, buscaban su muerte. Con toda la tensión, escoge estar con Jesús en la mesa. Su presencia habla de agradecimiento.

MARTA:

La manera en que esta mujer manifiesta su amor es sirviendo. Hay que comprenderla. No tiene otro modo, es así. Es una hacendosa. Ha olvidado aquel consejo, cuando Jesús le dijo: – “Te afanas y te agitas por muchas cosas…”. Pues sigue en lo mismo. Esta vez, no le dicen nada, porque también es cierto, que si no se sacrifica, otros no podrían estar sentados en la mesa; éste es su criterio, hay otro mayor…

MARÍA:

La pasión de María por Jesús no se improvisa. Si en otra ocasión se echó a los pies para ser instruida en los misterios de la Escritura, no extraña que ahora pudiese acompañar lo que estaba pasando. “Tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume”. No pidió opinión a nadie. Intuía lo que se aproximaba con el Maestro, por el trayecto de su misión.

Visualiza y anuncia una etapa culmen en la vida de Jesús. De la misma forma que el “perfume desparramado llenó la casa”; en Pentecostés, todos reunidos, “también se experimentará cómo el Espíritu llenará la casa”. El gesto de María nos lleva a meditar en la pasión del Señor con ojos de esperanza y de resurrección: ella nos hace oler, de manera acelerada, el perfume de la justicia divina.

JUDAS:

Es el hombre de intención torcida. Ese que dice una cosa, pero busca otra. Hay un contraste entre los criterios del amor (representado en el derroche de perfume) y los criterios calculadores (expresado en la hipocresía de una preocupación por los pobres). Para él, los números van delante, los sentimientos después. Mientras María buscaba para el otro, Judas busca para él mismo. No le interesa visión de futuro, se entretiene con lo inmediato, con lo que pudiera resolver en la hora. No le interesa que se llene la casa, sino que se llene su bolsa. Se destaca la paciencia que Jesús tuvo con Él.

JESÚS:

Es admirable el amor y el aprecio que Jesús sintió por sus amigos en Betania. Podremos notar cómo en estos últimos momentos de su vida pública lo aprovecha para estar con sus más cercanos. Él es quien acoge y respeta la postura y la opinión de todos; sin embargo, para aquellos que le aman profundamente reserva un imperativo: “¡déjala!”. Es el que usó para Judas cuando quiso cuestionar el desparrame de amor que había manifestado. Jesús no reprime el amor, permite que lo expresen para que transmita su significado profundo.

Señor, con el salmista te decimos: “Esperamos gozar de la dicha del Señor en el país de la vida”. Tú nos respondes: “Esperen en el Señor, sean valientes, tengan ánimo, esperen en el Señor”.

  1. ¿Con cuáles de los personajes me identifico?
  2. ¿Tengo algo de cada uno?
  3. ¿Cómo quién quiero vivir esta Semana Santa? ¿Cuáles actitudes tendré para lograrlo?