Vie. Jul 26th, 2024

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El diablo, por los cuernos

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La Iglesia Católica afirma que satanás existe. Lo define, más o menos, como un ángel caído, una entidad diabólica que odia al mundo y tiene presencia en múltiples formas y actos. A este enemigo de la humanidad, lo acusa de azotar entre las familias. Y, como ceremonia litúrgica, el exorcismo ocupa el capítulo XII del Ritual Romano, renovado y aprobado por el Papa, ahora santo, Juan Pablo II, el 1 de octubre de 1998.

Pero, pese a todo esto, son pocos los sacerdotes, al menos, dentro de la Iglesia Católica Dominicana, especializados en enfrentar posesiones demoníacas. Además, resultan tan difíciles de conseguir que muchos fieles, necesitados de sus servicios, deben enfrentar situaciones, realmente terroríficas, por su cuenta. Conozco testimonios.

Solos ante el mal

Una amiga, tras confesarse, fue referida por el sacerdote, que le impartió ese sacramento, a un exorcista. Ella, una persona de mucha fe, asiste a misa todos los días, corrió a buscar al encargado de su diócesis en el área. No consiguió hablar con él. Le recomendaron volver en varias semanas. Cuando me lo contó, le dije que he sido testigo de experiencias similares, como una mujer que, tras buscar y buscar la ayuda de un exorcista, sin que este la asistiera, sólo encontró apoyo en un grupo de laicas que fueron a rezar a su casa. Esto no significa que los exorcistas no trabajen, al revés, se notan agotados, exhaustos, el punto está en el que parece que no dan abasto.

Pocos para muchos

Y es que hay una dicotomía. La Iglesia Católica dominicana tiene, al menos, más de cinco millones de fieles, mil sacerdotes, 850 parroquias, doce diócesis, un obispado castrense y solo 13 exorcistas, uno por cada diócesis. O el diablo no es una amenaza real o estamos ante un problema.

La pandemia espiritual

Imagínese que el mal, como de hecho lo es, sea una pandemia. Y en los hospitales, desbordados de pacientes, colocamos especialistas de todas las áreas, mientras designamos por cada zona de salud, no hospital sino zona, que puede conllevar a miles de persona, un especialista en la enfermedad pandémica, por ejemplo, un neumólogo en el caso del coronavirus. No luce una buena estrategia. Y es que no lo es.

El ejemplo de México

La iglesia católica de México, un país hundido en la violencia, anunció hace unos años que, para enfrentar el avance del mal, aumentaría el número de exorcistas, ya que este papel no puede desempeñarlo cualquiera y necesitan una preparación. Alguien que no crea en el diablo se puede reír de eso, pero aquellos a quienes le consta que el existe, porque lo han enfrentado cara a cara, tal vez, les sirva como referente la estrategia de la Iglesia Católica Mexicana. Y puedan tomar este asunto, de la falta de exorcistas en el país, literalmente, por los cuernos.