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SABIDURÍA E INTELIGENCIA ESPIRITUAL

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LECTURAS DE HOY: 7/9/23 (Col 1,9-14; Sal 97; Lc 5,1-11).

Ha llamado mi atención los conceptos que Pablo utiliza para guiar a los hermanos en la carta a los Colosenses: les desea que tengan “…sabiduría e inteligencia espiritual”. ¿En qué consisten dichos fundamentos? Vamos a intentar responder a partir del conjunto de las lecturas del día.
 
El apóstol señala una meta central para los hermanos: que consigan un conocimiento perfecto de la voluntad de Dios. Esto no sería posible sin la sabiduría, que es don de Dios. Ella permite el discernimiento para distinguir lo divino, optar por él y, además, hacerlo vida en lo cotidiano. De la mano con la sabiduría va la inteligencia, que aun siendo regalo divino, apunta hacia la facultad de entender y comprender. Observe cómo los conceptos están ordenados: primero sabiduría, luego inteligencia, como si la primera iluminara y direccionara la segunda.
 
La persona sabia e inteligente, según el hilo de las lecturas, intenta agradar a Dios en todo y, como resultado, produce abundantes frutos o buenas obras. En su caminar aumenta el conocimiento de Dios. La sabiduría y la inteligencia no son estáticas; y dicho dinamismo se refleja, cada vez más, en las virtudes de la paciencia, magnanimidad, alegría, gratitud… y la docilidad de dejarse conducir por la luz divina.
 
Pedro, en el evangelio, se ha mostrado sabio e inteligente. Sabio, porque escuchó la voz de Jesús que le pidió que dejara sus orillas y remara mar adentro. No le importó comenzar de nuevo, luego de haber desembarcado y lavado las redes. Inteligente, porque preguntó y, sin terquedad, obedeció la voz autorizada. Sabio, porque recibió la luz del cielo para saber delante de quién estaba; e inteligente, porque supo quién era: un pecador.
 
A ti y a mí nos queda abrirnos a la sabiduría y a la inteligencia espiritual para escuchar esa voz que nos dice: no tengan miedo. No es tiempo de miedo, sino de confianza plena. Se pierden los peces por la cobardía de dejar las orillas y navegar hacia lo profundo. La sabiduría comienza cuando uno deja de pensar y optar por el propio querer, el propio gusto, el propio sentimiento, para abrirse a la voluntad de Dios, desearla, amarla, obedecerla. La inteligencia se abre paso cuando se toma conciencia de que, hay que ser bruto para ignorar la llamada de Dios.
 
1. ¿Tú buscas agradar a Dios?
2. ¿Dios se siente complacido por ti?
3. ¿Buscas comprender las verdades de la fe?
4. ¿Una persona inteligente es necesariamente sabia?
5. ¿Un sabio es necesariamente inteligente?
6. ¿Estás en las “orillas” o ya estás navegando hacia lo profundo?
7. ¿Qué le dices al Señor cuando te pide “echar las redes”?
8. Y si luego, el Señor te dice: “deja las redes” y sígueme, ¿respondes con sabiduría e inteligencia?
9. ¿Por qué la santidad es el rostro más bello de la Iglesia?
10. ¿Qué preguntas haces para ti en este número 10?