Vie. Jul 26th, 2024

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¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?

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EVANGELIO DE HOY: 20/11/23 (Lc 18,35-43).

“¿Qué quieres que haga por ti?”, es la pregunta que Jesús hace a un ciego en Jericó, quien le imploraba compasión con insistencia. Deja que la pregunta del Señor sea tuya hoy, en esta mañana:

¿Qué quieres que haga por ti?, tú que estás “sentado” en el borde del camino, estático, sin rumbo, sin horizonte; mientras otros avanzan con firmeza, te echas para un lado para no tropezar con nadie. Como no ves, no sabes hacia dónde ir, no has encontrado el sentido de tu vida, tampoco no has sabido interpretar la realidad que vives. Esta pregunta es para ti, que vives pidiendo, porque no sabes hacer otra cosa: pides atención, afecto… Desde la impotencia que experimentas, dependes de los demás.

Jesús te cuestiona a ti; no todo está perdido. No tienes visión, pero puedes escuchar y posees inteligencia suficiente para preguntar, porque quieres que te incluyan y te tengan en cuenta. La pregunta se dirige a ti; es una respuesta a tus gritos, porque reconoces que en Jesús de Nazaret hay más que limosna, hay compasión. Tu grito lo ha detenido. Si para otros eras casi invisible, para Jesús no. Ha pedido que te lleven hasta Él. Y tú, con humildad, sostenido como un niño, te has dejado conducir. Mientras otros te mandan a callar, Él te dice: “- Habla, dime, ¿qué quieres que haga por ti?”.

Jesús te hace la pregunta cuando estás cerca, no a lo lejos. Y aunque todos los curiosos están atentos a lo que vas a pedir, no te importa. Sino que su amorosa presencia te centra en Él. Qué importa lo que piensen o comenten si estás ante tu Salvador, en un momento decisivo de tu vida. Tienes una oportunidad de oro, y no la desperdicias con chucherías. Cuando te expresas dices lo válido y verdadero de tu corazón: “Señor, que vea otra vez”.

Que te aplaudan los ángeles del cielo, y que festejen contigo todos los santos. Has pedido muy bien. Volver a ver es recuperar la fe, la dignidad, el lugar, la personalidad, la identidad. Y quien te quiere feliz te dice: “Recobra la vista, tu fe te ha curado”. Ya la ceguera ha quedado atrás. Has dado el salto de la oscuridad a la luz. En adelante, tu vida no es para mendigar, sino para glorificar a Dios quien, en ti, ha hecho maravillas. Todas las personas que te tenían como objeto de burlas, ahora se convierten en testigos de la gloria de Dios.

Señor: recuerdo aquella época cuando era como una mendiga de migajas. Buscaba llamar la atención y hasta provocar pena en los demás. Al no ver, no sabía la dignidad que me habitaba. Hasta que tú pasaste, Señor, con tu chorro de luz para mi existencia. Me levantaste y me hiciste caso. Me diste libertad de expresión. Sanaste de raíz mi dependencia enfermiza. Ahora, Señor, quiero que toda mi existencia sea como una vasija, que se ha llenado de tu gracia y de tu misericordia. Quiero ir por los caminos gritando, no para que me miren o para que me den, sino para que te busquen a ti, autor de maravillas.

  1. ¿Y tú, dónde estás: sentado o en camino?
  2. ¿Te acostumbraste a pedir? ¿Qué estás pidiendo? ¿A quién le pides?
  3. ¿Pides migajas o cosas trascendentes?
  4. El Señor te dice: “¿Qué quieres que haga por ti?” La respuesta es tuya. Él está en silencio, cerca, esperando tus palabras.

🙏Nos unimos en oración para que la fuerza del Señor, y nuestra solidaridad, asista a tantas personas que han perdido familiares por los desastres naturales. Pedimos por la gente más pobre y vulnerable. Por la paz del mundo, la conversión de los corazones.